Ante la situación de los inmigrantes en las Islas Canarias

La Red Migrantes con Derechos se suma y se hace eco del  Comunicado emitido por la CEE en la Rueda de Prensa de la Asamblea Plenaria recientemente celebrada.

Hace algunas semanas publicábamos el comunicado de la Red Migrantes con Derechos de Canarias en el que se manifestaba la preocupación por los acontecimientos referidos a las personas migrantes en Arguineguín.

Estamos convencidos de que el eco de la Cruz de Lampedusa nos lleva a todos a no olvidar la experiencia del llanto con los que sufren al tiempo que nos anima a rechazar las voces que crean confusión y odio y defender la verdad. Una verdad que pasa por denunciar la inadecuada gestión de la situación de Arguineguín por parte del Gobierno español y la UE.

 

A continuación compartimos el Comunicado de los Obispos: 

 

En los últimos meses están llegando miles de inmigrantes a Canarias. Muchos han muerto en su dramático viaje. Los obispos de las dos diócesis de estas islas se han dirigido a los fieles católicos y a la sociedad en general. Queremos unirnos a su reflexión y llamamiento, pues el problema no es solo canario, es de toda España, europeo y global, y quienes sufren las migraciones forzosas gozan de una dignidad inalienable y compartida con todos nosotros. Para un cristiano el migrante es hijo de Dios, un hermano con una vida marcada por el dolor y el sufrimiento que busca la esperanza de alcanzar una vida mejor. 

 

No podemos permanecer ajenos a su dolor ni indiferentes a la hora de valorar la extraordinaria aportación de los que llegan a nuestras sociedades envejecidas.

Tampoco podemos obviar la complejidad de situaciones que convergen en este drama:

 

La injusticia del comercio internacional, el hambre, las guerras inducidas en países con riquezas mineras, los regímenes políticos dictatoriales que expolian  y reprimen a su pueblo, las persecuciones políticas y religiosas, las mafias organizadas, el uso de los flujos migratorios como forma de presión política.  La necesaria regulación de las migraciones pasa por abordar sus causas para asegurar el primer derecho de un emigrante, permanecer o regresar a su casa de manera voluntaria.

 

Es imprescindible crear en los países de origen posibilidades concretas de vivir con dignidad y simultáneamente, en los de destino, salvar su vida y hacernos cargo de su existencia a través de un conjunto de acciones que el Papa resume en “acoger, proteger, promover e integrar”. 

 

La Unión Europea y el Estado español han de asumir que no se pueden crear guetos insulares para evadir el problema migratorio. Como afirma el papa Francisco, en los países de destino, habrá de buscarse el equilibrio adecuado entre la protección de los derechos de los ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes. Concretamente, el Papa señala algunas “respuestas indispensables” especialmente para quienes huyen de las “graves crisis humanitarias”: aumentar y simplificar la concesión de visados; abrir corredores humanitarios; garantizar la vivienda, la seguridad y los servicios esenciales; ofrecer oportunidades de trabajo y formación; fomentar la reunificación familiar; proteger a los menores; garantizar la libertad religiosa y promover la inclusión social (FT 38-40)

 

Las comunidades cristianas hemos de ofrecer un singular testimonio de fraternidad y ciudadanía en la acogida, cuidado y promoción de los que llegan y en la acción moral  y política contra las causas de tanto sufrimiento.  Como dice el papa Francisco: “No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan… Es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido”. (FT 77-78)

 

 

 

 

 

 

 

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